LAS HIJAS DE TERRACOTA

Desde hace mucho tiempo, China ha tenido preferencia por los hijos varones que por las niñas. Esta cuestión inspiró a la artista francesa Prune Nourry a crear Las hijas de terracota, una instalación que reúne 108 esculturas de niñas, de tamaño natural, que evocan al famoso ejército de guerreros de terracota chinos.

Luego de su exitoso paso por China, Francia, Suiza y Estados Unidos, el ejército llega a México, para ocupar la explanada del Museo Diego Rivera-Anahuacalli a partir del 30 de octubre y hasta el 30 de noviembre. La exposición forma parte de las actividades con las que el recinto celebra 50 años, y refrenda su compromiso de abrir sus puertas al arte nacional e internacional.

Nourry eligió a México como cierre de esta gira, por la fuerte historia arqueológica del país, que se asemeja a la cultura china. El Museo Anahuacalli en particular le resultó atractivo, por la intención de Diego Rivera de apropiarse de un símbolo antiguo para construir una versión contemporánea de las pirámides aztecas y mayas, que alojara su colección de piezas de arte prehispánico. Así, la artista afincada en Nueva York trae su “falsa arqueología” a un “falso sitio arqueológico”, como lo es el Anahuacalli, mezclando no solamente el pasado y el presente, sino descubriendo los lazos entre China y México.

Para crear a Las hijas de terracota, Nourry trabajó por cerca de año y medio con artesanos de Xi’an en China, quienes se especializan en crear copias de los guerreros de terracota. La artista esculpió ocho esculturas originales, creadas a partir del mismo número de niñas chinas huérfanas, vestidas en uniforme escolar. Las niñas elegidas por Prune como modelos son protegidas por la asociación The Children of Madaifu, fundada en 1999 por Marcel Roux, ex Vicepresidente de Médicos sin Fronteras.

A partir de estas figuras iniciales, se mezclaron las partes del cuerpo (cabeza, torso, piernas) para crear 108 niñas diferentes. Uno de los artesanos, Xian Feng, fue invitado a personalizar cada uno de los rostros para hacer única a cada una de ellas.

Esta instalación es una continuación de la exploración que Nourry ha hecho a lo largo de su carrera por cuestiones de género y selección humana, como en las obras Holy Daughters y Holy River, en las que reflexionó sobre la precaria condición de la mujer en India; o en The Spermbar, acción que invitaba a los hombres a donar su esperma en Nueva York, el cual después se ofrecía a la venta en un stand, como un “coctel genético”.

Prune Nourry

Nacida en París, Prune Nourry vive actualmente en Nueva York, con una residencia en The Invisible Dog Art Center en Brooklyn. Prune explora cuestiones de bioética a través de la escultura, su principal medio de expresión; obtuvo un título en escultura en madera en la École Boulle de París. También ha trabajado con video, fotografía y performance. Su trabajo se enfoca en la selección humana a través de la ciencia, y cómo la procreación artificial nos lleva hacia una evolución artificial de la raza humana, además de las consecuencias que eso conlleva. A través de la investigación, entrevistas con científicos y especialistas en el cambo, además de colaboraciones con artesanos locales, el proceso creativo de Prune es participatorio. Sus esculturas, muchas veces monumentales y efímeras, son objeto de performances in situ en las que suele documentar las reacciones de la gente.